domingo, 29 de abril de 2007

Nano


La vida es tan feliz y tranquila en El Refugio del Burrito que uno se llega a olvidar de las calamidades pasadas y de los pobres burros que aún las sufren.

Nano es un burro de unos 17 años de La Unión, Murcia. Su dueña lo utiliza para traer la compra, llevar alguna chatarra, ir al mercadillo,..., en suma, para buscarse unas perrillas para poder sobrevivir. Su dueña es una señora mayor que quiere mucho a su burro pero que no ha sabido ni podido darle el cuidado más adecuado a sus pezuñas y éstas se han deformado tanto que el pobre Nano no puede apoyar bien sus patas (traseras).

Desde que se enteró del problema de este burro, Iván estuvo barruntando cómo ayudarle. Según le habían contado el burro vive en una zona donde los payos no suelen ser bien recibidos así que tendría que buscar a alguien que le pusiera en contacto con su propietaria. Sé que hizo gestiones para enterarse del nombre de la propietaria y que gracias a la Fundación Secretariado Gitano de Murcia y a la Fundación Sierra Minera de La Unión pudo finalmente ponerse en contacto con ella.

Iván sabe bien que para ayudarnos a los burros con problemas debe tratar antes con personas y que se avanza mucho más hablando directamente con los dueños que con la policía. Así que consiguió que la dueña accediera a que él visitara a Nano acompañado del veterinario y del herrador.

La dueña de Nano es una señora ya mayor con dificultades para andar debido a la lesión de sus rodillas. Utiliza a Nano para cosas tan imprescindibles como ir a la compra, o llevar algo de chatarra con la que ganarse un dinerillo. Nano ya lleva diez años con ella y se conoce tan bien el camino que bien podría ir solo tirando de su carro.
Nano está bien alimentado y quiere a su dueña a pesar de que sus pezuñas están mal y sigue haciendo su trabajo dócil y paciente sin reparar en que podría quedarse cojo para siempre. No es un burro maltratado, aunque lo pareciera; es una víctima de la pobreza (esa que ocultan las estadísticas pero que está ahí, tozuda).


Me imagino que no es una situación fácil para Iván ya que tiene que conciliar su deseo de darle una solución a sus pezuñas (si fuera por él se lo llevaría a la granja) con el hecho de que este burro es, por el momento, imprescindible para la vida de una familia con pocos recursos. Así que lo que ha decidido es atender a este burro periódicamente, desplazándose con su equipo a Murcia para poder seguir el tratamiento que han iniciado esta semana para corregir el aplomo de sus doloridas pezuñas. También me he enterado de que tiene la intención de atender a otros burros en similares circunstancias de la zona y ya se ha puesto, con la Fundación Sierra Minera, manos a la obra para localizar a otros burros que necesiten nuestra ayuda.

sábado, 28 de abril de 2007

Stevenson II


Bueno, pues resulta que Iván ha estado hoy en la granja, atendiendo a dos amigas estudiantes que están haciendo un trabajo sobre nosotros, y ha aprovechado para venir a saludarme y contarme las últimas noticias sobre Lora y Cara (yo creí que igual se llamaba Modestine) las dos burras peregrinas.

De las dos, Cara (que significa querida en italiano) es la mayor y la que más camino ha recorrido. Cara salió de Suiza con su dueño, cruzaron Francia y ahora España, donde se les unió Lora, la más jovencita, en Jaén. Como sabéis Lora no pudo seguir camino porque estaba resentida de las pezuñas y se quedó en Málaga donde una familia muy generosa y amable la está cuidando.. Pues bien, Iván me contaba que ayer vino el suizo (ya decía yo que ese flaco que andaba por el refugio me resultaba conocido) y se fueron juntos a visitar a Lora, para entre otras cosas, medirle las pezuñas para hacerle un calzado especial para el camino. Me decía Iván que le dibujaron el contorno de las pezuñas y le midieron el largo desde la corona hasta el suelo. Vamos, unos zapatos a medida. Iván está intrigado porque el calzado no es herradura como aquí es habitual, sino que se trata de una especie de botas, según el pudo entender de lo que, en una mezcla de alemán, inglés y castellano, le explicaba el suizo Stefan.

Bueno, el caso es que Iván me ha dejado ver las fotos que le ha dado el suizo y de las que quiero compartir, especialmente con Julio y Douce, la que publico con Lora y Cara asomadas a la belleza impresionante de la Sierra de Cazorla.

Y yo pienso que esta burra Cara es una gran viajera (y Lora lo será), qué de cosas distintas habrán visto sus ojos, y de que debe haber algo extraordinario en estos viajes, ya que sus protagonistas tienen un brillo en los ojos muy especial.

miércoles, 25 de abril de 2007

Nuevas burritas

Pues sí, en las últimas semanas han llegado nuevas burritas que van a pasar su nueva vida junto a nosotros. Concretamente dos, que se llaman Chica y Castaña.

Chica viene de Mérida, donde fue rescatada, por José Luis, un señor enamorado de los burros que nos echa una mano en Extremadura, de una vida de casi abandono que estaba afectando seriamente a su salud. José Luis la cuidó con esmero para que tuviera fuerzas suficientes para poder viajar hasta El Refugio del Burrito. Ahora Chica ya ha recibido la visita del veterinario y del herrador (algún día contaré lo trabajoso que soy con ellos), y se recupera rápidamente gracias a los cuidados que recibe.

Castaña no ha tenido que viajar tanto; fue recogida en Tolox, un precioso pueblo de Málaga, después de que el propietario pidiera a Iván que se hiciera cargo de ella porque sus pezuñas requieren un cuidado experto que su dueño no podía dispensarle. Y es que la pobre Castaña está infosada, es decir, el hueso del único dedo que tenemos los burros en cada extremidad, ese que está envuelto por la pezuña, se ha desplazado y le causa mucho dolor. Ahora, la pobre, anda tomando antiinflamatorio y analgésico y el herrador ya la ha visitado y le ha recortado las pezuñas para que se sienta mejor. Ella prefiere no andar mucho y en cuanto tiene ocasión se tumba a tomar el sol en el foso de arena del corral de cuarentena. La verdad es que ha mejorado porque ahora ya no necesita que la ayuden a levantarse.

viernes, 20 de abril de 2007

Los "mini"


Pues sí, este burro tan guapo cuya foto acompaña a estas líneas es un "mini", y no porque sea un ruchito, sino porque es de la raza sarda (de Cerdeña), unos pequeños burros cuya altura hasta la cruz apenas llega al metro. Mario, el de la foto es un burrito sardo nacido en El Refugio del Burrito y es hijo de Glen y María.

Los burros sardos están adaptados a la vida en una isla como la de Cerdeña; son pequeños porque la isla carece de recursos para burros más grandes, además son muy ágiles para poder desplazarse por terrenos abruptos. Tradicionalmente han sido utilizados para el pastoreo y para transportar pequeñas cargas. Actualmente, su pequeño tamaño los convierte en asnos muy apreciados como mascotas y, de hecho, en Estados Unidos, donde se les cría para este propósito, se les conoce como "burros miniatura mediterráneos".

Los "mini" de la granja llegaron de Nápoles, como Alberto, y con él compartieron las vivencias del viaje. Aquí hacen las delicias de los niños más pequeños (que tanto se impresionan al verme a mí, que soy como tres veces más grande que un "mini")que se acercan sin miedo a acariciarles y se divierten viéndolos jugar y correr.

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Su camminu cruzzu imbecciat su burricu".
El camino corto hace envejecer el burro (Refrán sardo)

domingo, 15 de abril de 2007

Alberto


Entre los burros de la granja, algunos son muy especiales. Este es el caso de Alberto, que forma una peculiar pareja con el burro Farruquito. Alberto es un burro grande y oscuro de la raza Martina Franca; Farruquito es un burro rucio (gris) sin raza ni pedigrí (ni falta que le hace). Los dos se conocieron aquí, en El Refugio del Burrito, y entre ellos existe una relación que va más allá de la simple amistad. Y es que Alberto es ciego y Farruquito es su lazarillo. La historia del rescate de Alberto la podéis leer en El Refugio del Burrito.

Cuando Alberto llegó a la granja, tuvo que adaptarse a su nuevo entorno para poder ser capaz de orientarse en él sin tropezar con los obstáculos. A pesar de que utiliza muy bien y con agudeza sus otros sentidos, Alberto tardaba en adaptarse a su nueva vida debido al miedo que aún albergaba en su interior tras haber sido tratado como una "fiera" en el zoo italiano de donde fue rescatado. Farruquito, que fue rescatado del abandono en un pueblo cerca de Nerja, le ha ayudado a recuperar la confianza. Acompaña a Alberto todo el día y le sirve de guía. Como en "El Lazarillo de Tormes", Alberto también "sufre" algunas veces las bromas y juegos de Farruquito, que le da bocaditos y luego dice "pío, pío que yo no he zío". O juegan como a la "gallinita ciega", y desde mi establo veo a Farruquito que no se deja atrapar por Alberto y los dos se persiguen por el patio de su recinto.


Alberto tuvo que usar chichonera durante las primeras semanas para evitar que se dañara mientras se habituaba a su nuevo entorno y resultaba curioso verlo, ya que en cierto modo se parecía a un "sparring" de los del boxeo.
Ahora cuesta creer que Alberto sea ciego, y es que él "ve"; pero de esa manera tan especial que hace que en este mundo de "tuertos", el ciego sea el rey.

viernes, 13 de abril de 2007

No le veo la gracia



Ya ven, así es como fomentan nuestras administraciones y autoridades el respeto a los animales en algunos de los pueblos de España.
Esta que ven en la imagen es la becerrada juvenil celebrada en Navaluenga (Avila) durante las fiestas patronales en Septiembre de 2006. Los participantes tienen 18 años recién cumplidos y hay numerosos niños entre el público.

Esta entrada la acabaréis de completar vosotros, queridos lectores, por lo que os invito a dejar vuestros comentarios sobre la foto.

lunes, 9 de abril de 2007

Un buen revolcón

Con la llegada de la primavera, en el Refugio del Burrito, desempolvan la "mulilla mecánica" o "rotocultor" y nos mullen el foso de arena.






Mmm, nos encanta revolcarnos en la arena, es todo un placer... Y, además, así evitamos que los molestos insectos parasiten nuestra piel.

A mi burro, a mi burro...


A mi burro, a mi burro
le duelen las pezuñas;
y el médico le ha puesto
emplasto de lechugas.
Emplasto de lechugas,
mi burro enfermo está.
Iah, iah, iah.

Si fuera tan fácil... Los burros pasamos muchísimo tiempo de pie y nos resentimos cuando nos duelen las pezuñas. Nuestras pezuñas son duras para poder caminar por el duro suelo.
Como las uñas de los humanos, nuestras pezuñas crecen y, si no las desgastamos adecuadamente, necesitamos que el herrador nos las recorte. Aquí nos visita el herrador regularmente y nuestras pezuñas están bien recortadas.
Sin embargo, existen aún demasiados burros que padecen terriblemente a causa de que sus dueños no se preocupan del cuidado de las pezuñas y dejan que éstas crezcan sin control sin importarles que, probablemente, eso dejará a sus burros cojos de por vida.

A mi burro, a mi burro
le duelen las pezuñas...